16 de diciembre de 2015

La biblioteca como plataforma de aprendizaje

Las bibliotecas públicas siempre han contribuido al desarrollo económico local a través de los servicios tradicionales, tales como el acceso a oportunidades de educación y la formación, la búsqueda de patentes, talleres de redacción de currículum y búsqueda de empleo. Sin embargo, ahora con un renovado énfasis en las alianzas y experiencias, ofrecen oportunidades para la expansión de los servicios orientados al aprendizaje y al desarrollo económico de sus comunidades. Para ello las bibliotecas públicas deben ser socios esenciales para los individuos, grupos, empresas y gobiernos, y en general para la propia sociedad, y los bibliotecarios los facilitadotes y dinamizadores de estos servicios.

Los avances tecnológicos están impulsando un paisaje global cada vez más interconectado, lo que contribuye a un cambio muy acelerado en casi todos los aspectos de la vida, desde lo político, económico y social a lo ambiental. Los sistemas de comunicación más rápidos y un mejor acceso en todos los países a la información contribuyen a la vinculación, las economías y los negocios en formas mucho más complejas de lo que nunca antes se había concebido. Contrariamente esta interdependencia a escala global incrementa a su vez los riesgos de lo que se ha denominado “”Brecha digital””, que conlleva consecuencias sociales que se traducen en un aumento de la desigualdad y la fragilidad social. En este contexto las bibliotecas representan una estrategia sumamente importante de cara a la mitigación de esos riesgos, pero para ello las bibliotecas y los bibliotecarios deben ser ágiles, creativos, centrarse en el usuario y sus necesidades, y sobre todo implicarse en el aprendizaje.  A medida que disponemos de más información en formatos digitales, las bibliotecas públicas dispondrán de menos material tangible en sus colecciones, ya que los usuarios de la biblioteca podrán acceder a la información digital dondequiera que estén sin tener que desplazarse a la biblioteca. Por ello la biblioteca como espacio físico cada vez será menos un lugar para que los ciudadanos lleven libros en préstamo y más un lugar donde los ciudadanos participan en construir sus identidades personales y ciudadanas; tal como afirmo el director de ALA “La biblioteca de hoy y del futuro se define más por lo que proporcionan los bibliotecarios a los usuarios que por lo que contiene”. Por ello ahora muchas bibliotecas ya están experimentando con la expansión de sus servicios, más orientados al desarrollo económico y comunitario a través de nuevos conceptos como placemarking y los makerspaces.

Hace poco surgió una controversia en la Greece Public Library sobre una decisión de la biblioteca de la ciudad de servir de lugar para intercambio de libros usados dentro de su amada biblioteca, y poner además una tienda de café dentro del local que durante muchos años se sacralizó al libro. Este tipo de iniciativas se hacen eco, y se están replicando  a nivel nacional e internacional, y las bibliotecas públicas son un ejemplo del esfuerzo para desarrollar y atender el conjunto de demandas que les plantean sus comunidades. Los miembros de los Amigos de la Greece Public Library ven la biblioteca como un lugar privilegiado y como un sitio clave para vender libros usados por decenas de miles de dólares, pero no sólo libros, también muebles y otros extras. De esta manera las bibliotecas se están trasformado en centros sociales de la comunidad, donde las personas entran y hacen de su visita un acto social. Concibiendo la biblioteca como el lugar más adecuado de la comunidad para llevar a acabo cualquier experiencia social. El objetivo principal de estos servicios es compartir recursos, conocimiento y crear. La labor de la biblioteca en este espacio sería fundamentalmente establecer dinámicas comunitarias, abiertas y participativas que estimulen la creación, el aprendizaje y la creatividad. Esta sería la definición más cercana al  concepto de biblioteca como plataforma ciudadana.

Además las bibliotecas siempre han sido un apoyo a la educación, desde tiempo atrás bibliotecas de todo tipo, públicas, escolares, universitarias, municipales,  han ayudado a complementar la educación y han facilitado el desarrollo personal e igualitario de gentes de todas las edades y condiciones. La diferencia respecto a la biblioteca de hoy estriba que en el momento actual este papel tiene el potencial de poder ampliarse, ya que las bibliotecas operan en un nuevo entorno que posibilita que puedan generar nuevas formas de conocimiento. En un mundo donde el conocimiento y las habilidades se renuevan con más rapidez que nunca, necesitamos de una formación continuada a través de sistemas que complementen nuestros conocimientos básicos y funcionales. Aunque pueda parecer algo puramente retórico, un estudio llevado a cabo por Horrigan, John B. en Estados Unidos titulado “”Digital Readiness” (Garmer 2012) pone en evidencia que casi un tercio de los estadounidenses carecen de las habilidades para usar la próxima generación de lo que se ha denominado ““Internet de las cosas““. Por ello en la era del conocimiento podemos encontrar bibliotecas  que ofrecen diplomas y certificaciones, crean y apoyan MOOCs, e imparten cursos de las cuestiones más variopintas, desde cursos de idiomas para emigrantes a conocimientos de informática, talleres para fabricar cosas, programación, creación de empresas y hasta educación financiera, tanto en su formato en línea como de manera presencial las bibliotecas ofrecen programas y recursos que complementan el aprendizaje que proporcionan las escuelas, museos y otros organismos del ecosistema de aprendizaje.  Convirtiéndose la biblioteca en ese tercer espacio de aprendizaje, un espacio donde las ideas se hacen realidad apoyadas por el conocimiento puesto común y el estímulo proporcionados por los demás miembros. La teoría del tercer lugar la acuño el sociólogo Ray Oldemburg en 1989, desde su punto de vista la esfera familiar sería el primer lugar, la escuela o el trabajo el segundo, por lo que la modernidad debe inventar otros lugares alternativo e informales que sustituyan a las antiguas ágoras, mercados o iglesias, que facilitan el aprendizaje y la interacción entre individuos. Este espacio o uno de estos espacios podría ser la biblioteca.

“Hay personas que quieren hacer cosas, escribir y aprender algo, y otras personas que están dispuestos a compartir lo que tienen y enseñar lo que saben. Las bibliotecas pueden ser los conectores, los facilitadores del intercambio de conocimientos. Las claves están en responder adecuadamente a estas cuestiones: ¿Cómo podemos ayudar a una comunidad a conocer sus propias historias? ¿Cómo podemos aprovechar los conocimientos y experiencia de nuestros vecinos? ¿Cómo podemos crear alianzas con organizaciones y organismos que desarrollan información cultural, histórica o demográfica? ¿Cómo podemos reunir a aquellos que quieren saber y a los que tienen el conocimiento para compartir?

Laurie Putnam de San Jose State University School of Information

Como dice  Laurie Putnam, “Hay personas que quieren escribir cosas y hacer cosas y aprender algo, y otras personas que están dispuestos a compartir lo que tienen y enseñar lo que saben”. En la actualidad muchos de los usuarios de la biblioteca comparten sus vidas a través de programas como human libraries, su experiencia a través de TEDx talks, sus historias personales a través de StoryCorps, las cuestiones de cooperación a nivel local a través LocalWiki pero aún hay muchos recursos inconexos o inaccesibles en los gobiernos locales, organizaciones no lucrativas, incluso colecciones privadas compartibles.

Annemarie Naylor en
“Prototyping the Library of the Future“

Annemarie Naylor en Prototyping the Library of the Future, cree que “Las bibliotecas deben evolucionar para funcionar como plataformas confiables e imparciales para la producción, intercambio y consumo de conocimiento tanto en los lugares tangibles como en los espacios virtuales. Proponiendo que nosotros (los usuarios) seamos la biblioteca, tomando en cuenta aquello que nos apasiona, aquello que conocemos, lo que podemos hacer por los demás, lo que podríamos dar a conocer, lo que podríamos enseñar, o como podríamos contribuir a su desarrrollo”

“Las bibliotecas deben evolucionar para funcionar como plataformas confiables e imparciales para la producción, intercambio y consumo de conocimiento tanto en los lugares tangibles como en los espacios virtuales. Proponiendo que nosotros (los usuarios) seamos la biblioteca, teniendo en cuenta aquello que nos apasiona, aquello que conocemos, lo que podemos hacer por los demás, lo que podríamos dar a conocer, lo que podríamos enseñar, o como podríamos contribuir al desarrollo de nuestra comunidad”
Annemarie Naylor

En el informe publicado en octubre de 2014 por el Instituto Aspen (Nieto 2013; Shatzkin 2011) se plantean los modos en los que las bibliotecas públicas pueden impulsar los avances de la comunidad en la que se insertan con enfoques y posibilidades innovadoras y eficientes. Por ello el papel de la biblioteca del siglo 21 en la era digital se basa en sus tres activos clave: la gente, el lugar y la plataforma, tal como planteó Garmer (Garmer, A. K., 2014). La autora considera como una prioridad la necesidad de que las bibliotecas se conviertan en plataformas de aprendizaje comunitario. Esto significa que las personas tengan la información que necesitan para aprovechar las oportunidades de la vida para ellos y sus familias. También significa que puedan participar plenamente en un sistema de autogobierno, de ponerse de pie y ser escuchados.  Esta visión de un lugar donde la ecología de la información cumple con las necesidades de información personales y cívicas de la gente describe perfectamente lo que debe ser la biblioteca pública; en  este sentido, señala el informe Aspen, la biblioteca pública puede emprender una serie de acciones destinadas a la articulación de un modelo más versátil e integrado con las necesidades económicas, sociales y culturales de la comunidad en la que se inserta:
  • Definición de un conjunto de programas, servicios y ofertas en torno a las prioridades de la comunidad, reconociendo que este proceso puede conducir a opciones y compensaciones.
  • Colaborar con diferentes instituciones a nivel local, autonómico y estatal en torno a objetivos compartidos. Esto incluye el desarrollo de alianzas con los centros educativos para impulsar el aprendizaje y las oportunidades educativas en el seno de la comunidad.
  • Asociarse con empresas locales, cámaras de comercio y colegios de la comunidad para proporcionar el acceso a los planes de estudio, recursos, y tecnología, que favorezcan una formación integral.
  • Involucrar a la comunidad en la planificación y toma de decisiones, buscando una representación en las mesas donde se discuten cuestiones de política importantes y se toman las decisiones.
  • Conectar los recursos de otras agencias o bibliotecas a la plataforma de la biblioteca en lugar de reinventar la rueda o caminar en solitario.
  • Reunir a las partes interesadas de la comunidad para crear un plan estratégico integral para la biblioteca y otras instituciones de conocimiento en la comunidad.
  • Definir las bibliotecas como parte de las infraestructuras prioritarias de la comunidad y conseguir una financiación sostenible a largo plazo que refleje el valor de la biblioteca en la comunidad como una prioridad presupuestaria.
  • Desarrollar alianzas estratégicas y asociaciones con instituciones líderes para avanzar en las metas educativas, económicas y sociales.
  • Aprovechar el potencial de desarrollo económico de la biblioteca pública como una plataforma para el desarrollo de la comunidad.
  • Emplear la biblioteca como centro para potenciar la historia y la cultura local.
La biblioteca ha de repensarse en función de toda una serie de parámetros nuevos, inherentes al mundo digital, en el que los usuarios cada vez están más inmersos, conformando nuevos modos de acceso a la información, nuevos productos y nuevos servicios, en sintonía con una sociedad creativa e innovadora que ha de ver las bibliotecas como espacios de encuentro, de conversación y de socialización del conocimiento. Para alcanzar estos objetivos, como se subraya en el informe, las bibliotecas han de integrar tres elementos esenciales: la conexión entre las personas y el fomento de de las relaciones entre los diferentes actores de la comunidad para fortalecer el capital humano de la misma; la utilización de los espacios físicos y virtuales de las bibliotecas para potenciar formas innovadoras de aprendizaje y educación; el uso de las diferentes plataformas para fomentar la socialización de las ideas y los conocimientos comunitarios.

Concluir diciendo que en el momento actual se están sentando las bases de un cambio profundo en el concepto de biblioteca, lo que ha llevado al cambio de denominación en algunos lugares como la actual Oldham Library and Lifelong Learning Centre, anteriormente denominada Oldman Public Library, un cambio de nombre, que oportuno o no, deja de alguna manera entrever  un gran potencial de oportunidades en relación con lo que la biblioteca como institución alternativa de aprendizaje puede hacer por sus ciudadanos.

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Fuente: <https://universoabiertoblog.wordpress.com/> 

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