22 de julio de 2015

El ISBN, creado hace cincuenta años, es hoy más útil que nunca

David Whitaker, uno de los ideólogos y fundadores del ISBN, explica en una entrevista con Richard Charkin, presidente de la Internatinal Publishers Association (IPA) de dónde surgió la idea de crear este sistema y cuál ha sido su importancia y repercusión a nivel internacional.

Cuando se decidió la crear el ISBN se buscaba la forma de resolver problemas relacionados con la transmisión del orden para los libros.

En 1965, Peter Bagnall, director de la cadena de librerías británica WH Smith, escribió a la Asociación de Editores (PA) para comunicarles que su compañía iba a construir un enorme almacén de libros y que éste sería controlado a través de un sistema informático. Esta asociación sugirió la creación de un sistema de numeración de los libros que fuese estándar en el Reino Unido y según el cual cada libro se identificaría con un número único.

A esto se unió el profesor Gordon Foster –dice Whitaker– un estadístico de la London School of Economics que investigó el concepto de creación de números para libros con fines comerciales y llegó a la conclusión de que habría muchísimas ventajas si llegase a crearse este sistema.

Foster ideó la estructura del número, formado pot las siguientes partes: el prefijo editorial, seguido del número del libro y el dígito de control. La longitud estándar en un primer momento fue de nueve dígitos.

En 1967 se consiguió la numeración de todos los libros en el Reino Unido, pero ¿cómo llegó este sistema a convertirse en un modelo internacional?

En un principio el número se ideó para dar cabida a Australia, Nueva Zelanda Sudáfrica y Estados Unidos –explica Whitaker. Más tarde el interés llegó a Alemania y el doctor Hans Jürgen Ehlers de la editorial Ernst Klett Verlag, junto con otros colegas del sector de las editoriales educativas, decidieron reunirse para discutir sobre este nuevo sistema, reunión a la que asistieron personalidades docentes de Holanda, Irlanda y países del norte de Europa.

Foster en ese momento acomodo el número a cada país sin la necesidad de cambiar todo el dígito y de esta manera apareció definitivamente ISBN, un dígito que daba cabida a todos los países del mundo.

La velocidad de adopción fue increíble, algo que Whitaker explica por la necesidad de un sistema de numeración que facilitara la tarea de introducción de datos en los nuevos sistemas de control informático.

El sector del libro y la industria editorial en general siempre han adoptado la tecnología. Gracias a la aparición del ISBN se allanó el camino para la aparición del primer sistema de transmisión electrónica de pedidos, la justificación de los derechos de préstamo público, la creación de las listas de los libros más vendidos o de los registros bibliográficos completos en formato electrónico. En definitiva –concluye Whitaker- toda una serie de avances que surgieron gracias a este sistema y que están más que vigentes hoy en día.

Fuente: <http://www.lecturalab.org/> 

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