15 de mayo de 2016

Youtubers, la nueva forma de vender libros

Germán Garmendia, un chileno de 26 años, tiene un canal de YouTube con 28 millones de suscriptores, a quienes les recomienda -entre otras cosas- lo que tienen que leer. Sus consejos son tan determinantes para la venta de libros, que hoy los youtubers absorben toda la atención y gran parte del presupuesto de promoción, de las editoriales más poderosas. Les envían ejemplares de prensa antes de que la edición entre en circulación, los invitan a desayunos en sitios elegantes, donde le presentan autores y próximas publicaciones, los agasajan y los atienden con el mimo y la dedicación con el que se reimprimen y venden los libros que ellos recomiendan. En cuanto se puede, los convierten en autores de sus propios libros. Los youtubers, su estética y su nivel, no son una banalidad: son un horror.


Para los defensores del libro tradicional, es un alivio saber que youtubers con más de 20 millones de suscriptores, quieren tener un libro publicado en papel, aunque solo se vendan cien o doscientos mil.

Cada vez hay más editores fascinados por este fenómeno, aunque no me queda claro si la fascinación es una preocupación, o solo un comprensible interés por la facturación.

Germán Garmendia fue invitado a la feria del libro de Buenos Aires, atendido como gran estrella (que sin duda lo es) para promover Chupaelperro, su propio libro. Alojado en el mismo hotel en el que estuvieron los Rolling, Germán no se mueve sin custodios. Apenas llegar, se sorprendió al enterarse de que Mafalda era Argentina.

Su presencia en la feria requirió que se habilitara un pabellón especial para él, con entrada independiente por otra calle. La cola fue de tal magnitud, que requirió el auxilio de un cuerpo antidisturbios. Venía de la feria del libro de Bogotá, donde el enorme recinto ferial se colapsó el día de su presentación, y tuvo que salir oculto en una ambulancia. La gira de presentaciones terminará en julio, en España.

¿Qué será lo que conmueve a Germán al encontrarse, en una feria del libro, a mil o tres mil personas escuchándolo, cuando él solo, desde la habitación de la casa de sus padres, tiene cautivados a 28 millones que lo escuchan y lo miran cada día?

Hubo una época en que la crítica determinaba la venta de los libros. Hoy lo hacen cientos de youtubers como Germán, a quien vale la pena ver en acción: https://www.youtube.com/watch?v=0pSj2LLfwPE

El fenómeno es más que curioso, no se trata ya de la sociedad del espectáculo, sino de la del horror.

No todos los youtubers recomiendan libros, la mayoría busca mejores negocios. Como la británica Zoe Sugg, “Zoella”, cuyo blog tiene más de diez millones de seguidores, y también quiso publicar su libro, que aquí vemos ofreciendo con una alegría desbordante.

Zoella se dedica a Beauty, Food, Style, Shop. Solo ocasionalmente recomienda libros. Cuando publicó el suyo, en la primera semana se vendieron más ejemplares que Harry Potter, con cuyo lanzamiento coincidió. Cuando una seguidora sugirió que no lo había escrito ella, enseguida explicó: “Todo el mundo necesita ayuda cuando intenta hacer algo nuevo”.

Siempre fui un defensor de que los libros se difundieran de todas las formas posibles. Al final -pensaba yo- siempre habrá alguien que se acerque a leer por primera vez. Hasta que recibí una de las grandes lecciones de mi vida.

En aquellos años en Argentina, el programa más exitoso de la televisión (ocho millones de televidentes cada día), era un magazine conducido por Susana Giménez, una ex modelo, ex actriz, personaje principal de la farándula, ex novia de Carlos Monzón, un boxeador que llegó a ser campeón del mundo, que poco después discutiendo con su segunda mujer la golpeó salvajemente, la estranguló, y la arrojó por el balcón del piso catorce.

Yo no pensaba en todo esto cuando le recomendé a Benedetti aceptar la invitación al programa “Hola Susana”, que transcurridos 30 años y operada 30 veces, sigue en la televisión. Benedetti me miró, y me dijo con toda tranquilidad: “no tiene sentido que vaya a programas en los que a mis lectores no les gustaría verme”. Me puse rojo de vergüenza.

La presentación que más impacto me produjo en muchos años, por su diferencia con lo habitual, fue la de Diego Armando Maradona, cuando publicó su autobiografía Yo soy el Diego. Como no tengo formación ni experiencia futbolística, me impresionó ver un salón con más de mil periodistas, y un Maradona que con gran habilidad dirigía personalmente la rueda de prensa, decía a qué iba a responder y a qué no, permitía hablar o mandaba a callar, y después de dos horas en las que la atención no decayó, un locutor se acordó de decir que estábamos en la presentación de su libro. El fútbol, claro, era el único enorme espectáculo de la vida cultural. Quizás ahora haya aparecido un competidor.

Los youtubers recién están aprendiendo a convertir su gran audiencia en un negocio suculento. No en vano YouTube es una compañía de Google, una empresa para la cual la información no es una misión, sino una forma de ganar dinero. Como la FIFA, pero mejor. Para quien le interese, estos son los diez youtubers que más ganan: https://goo.gl/hn96VP

Lo fantástico de este soporte, como otros del mundo digital, es que no necesitas que nadie contrate tu colaboración, que ningún jefe de redacción te imponga criterios, que ningún corrector te revise la gramática, que ningún editor te haga sugerencias o te diga qué hacer. Por eso dicen que el mundo digital es tan democrático: cualquiera puede hacer lo que quiere. Como en este mismo blog.

En el mundo del libro, frente a lo que está sucediendo, quizás ya no tenga sentido enviar libros a los críticos y los suplementos literarios, que apenas una minoría sigue leyendo.

“La civilización está cambiando”, dijo en Bogotá el escritor Juan Esteban Constaín, ante una mayoría de gente que considera todo esto como democracia.

Autor: Guillermo Schavelzon
Email: <guillermo@schavelzon.com>
Twitter: <@gschavelzon>
Fuente: <https://elblogdeguillermoschavelzon.wordpress.com/>

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